Todo de madera, con un patio central abierto a los árboles, la lluvia y la luz y con la premisa de mantener intacto el entorno con su flora y su fauna. Esas fueron las premisas en las que se basó Sergio Araneda, del estudio SAA Arquuitectura + Territorio a la hora de realizar este refugio impluvio. “El encargo consistió en un refugio de montaña en un terreno dentro de un bosque antiguo, alto y muy denso, inmerso en la reserva ecológica de Huilo Huilo, sector cordillerano de región de los Ríos, sur de Chile”
El refugio, construido íntegramente por carpinteros locales, fue diseñado completamente en madera, en relación a las condiciones remotas de su emplazamiento y sin red de electricidad. Inmerso entre árboles de más de 25 metros de alto y entendiendo el valor ecológico del lugar, el proyecto se configura a partir de un volumen que recoge la luz de manera vertical, evitando el despeje de vegetación perimetral al refugio.
Esteban Arteaga
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Así, el refugio se organiza a partir de una planta cuadrada de 11 metros por cada lado , la cual se perfora para procurar un vacío central, también cuadrado, de 3,5 metros de lado, “abierto al paisaje de las copas de los arboles, al cielo, la lluvia y a la luz”. Este centro de luz se cierra perimetralmente con un muro de cristal, iluminando las áreas públicas y de circulación. Para evitar la humedad del terreno y de paso, permitir el crecimiento de especies vegetales endémicas y la circulación de animales, toda la estructura se eleva 40 centímetros del suelo.
Esteban Arteaga
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La organización de la planta se configura en dos alas, la oriente con los dormitorios, y la poniente con la cocina, comedor y sala estar, dejando el cuadrante sur como espacio de acceso, y el cuadrante norte como terraza hacia el exterior. “La solución técnica fue instalar en toda la envolvente del refugio una membrana impermeabilizante que permite que las aguas corran de manera libre y continua en el interior de la fachada (de pino termotratado), siendo interrumpida solo en los corta goteras de vanos de ventanas. Finalmente, se apuesta por la ausencia de aleros, evitando rincones de sombra, humedad y la deformación de la estructura por el peso de la nieve.
Esteban Arteaga
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